¿Para qué necesito comer lípidos o grasas?

Cuando los nutricionistas hablamos frecuentemente con nuestros pacientes, amigos y conocidos acerca de las grasas, parece que sus preguntas únicamente van dirigidas hacia cómo hacer que sus dietas sean más saludables y, por tanto mejores. Para la mayoría de ellos una dieta saludable es aquella que contiene  una cantidad de grasa muy pequeña, debido a la creencia de que las grasas, en general, son perjudiciales porque ENGORDAN. No me entendáis mal si creéis con mis palabras que yo no estoy de acuerdo con estas afirmaciones, ya que es necesario saber que las grasas constituyen el grupo de macronutrientes que más energía aportan, por lo que es necesario tener cuidado y limitar su consumo (sobre todo las de origen animal, saturadas e hidrogenadas), pero no evitarlo a toda costa o hasta eliminar su presencia de forma total. No sé si es cosa mía pero, parece que en los tiempos que corren, con toda esa obsesión por el físico, la figura y preocupación por la imagen, está apareciendo una fobia a ingerir grasas o una obsesión por evitarlas… ¿Qué opináis?

¿Son realmente  las grasas necesarias para vivir?

Lo primero que debemos saber sobre las grasas es que constituyen uno de los grupos principales junto a proteínas y carbohidratos, debiendo aportar diariamente entre el 30%-35% de las calorías totales. Además son una fuente insustituible de energía y el mejor modo de reservarla para las épocas de escasez. Un hecho importante es que su composición química es muy compleja, y depende tanto del tipo de ácido graso predominante en sus moléculas como de la presencia de otros componentes en ellas. Entre los ácidos grasos existen algunos de especial importancia, como el ácido oleico, el ácido linoleico y el ácido linolénico. Estos dos últimos se denominan esenciales y son imprescindibles para la síntesis de moléculas que regulan muchas funciones del organismo, como son las prostaglandinas o los leucotrienos. Una grasa especial es el colesterol, producto tan importante que es clave para sintetizar la mayoría de las hormonas y sin cuya presencia no podrían formarse membranas en el organismo. Lo que sí es cierto es que el consumo inadecuado de grasas se asocia a varios tipos de enfermedades, sobre todo si son grasas saturadas. Entre tales procesos se incluyen la elevación del colesterol, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Precisamente por ello se piensa, con una generalización impropia, que las grasas son malas para la salud.

Actualmente gracias al estudio PREDIMED sabemos que una persona que sigue una dieta Mediterránea, suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos (nueces, avellanas, almendras, etc) puede reducir hasta un 30% el riesgo de sufrir complicaciones cardiovascualares graves (infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular) si tiene antecedentes o riesgo cardiovascular.